lunes, 22 de noviembre de 2010

Confidencias


Conocer algo más sobre Mario Benedetti es siempre bienvenido, más si esas informaciones proceden de conocidos suyos o incluso de amigos.  Nunca me canso de escuchar hablar de él o de leerlo, la admiración es una fuente inagotable de curiosidad. Descubrí al poeta hará diez o doce años. El hermano mayor de una buena amiga lo leía con fruición, él también escribía poesía – no sé si todavía lo hará, la buena amiga dejó de serlo- y sus dos grandes influencias eran Benedetti y Lorca. Así empezó esta relación con sus poemas musicales, amorosos, sembrados de humanidad, rezumantes de vida.

Su agente literario  nos habló el pasado jueves en la biblioteca Francesca Bonnemaison. Habló mucho y todo fue importante.  Exaltó su sencillez y humildad, el amor incondicional que anidó en él toda su vida por Luz, su mujer. Explicó las dificultades vitales con las que se encontró el poeta durante su vida : el exilio político, la separación de su esposa durante ocho o diez años. Nos hizo reir con alguna anécdota. Explicó que Mario Benedetti dejó de visitar Méjico para promocionar sus libros ya que el fervor que despertaba en sus admiradores le superaba. Llenaba auditorios y fuera le esperaban miles de seguidores, siguiendo el acto. En una ocasión, una fan cortó un trozo de su corbata, quería quedarse con alguna prenda del poeta. Esta pasión, propia de las groupies hacia las estrellas del rock, sorprendía y abrumaba al poeta, tan poco habituado a estas expresiones.

Los dos asistentes coincidieron en señalar que, tras la muerte de Luz, el poeta se apagó. Sobrevivió un año a su esposa. Sin ella, la primera lectora y crítica de sus poemas, no pudo continuar. La musa a la que le dedicó cada uno de sus libros y que inspiró tantos bellos poemas de amor, como éste, por ejemplo :

 Yo no te pido que me bajes 
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.

Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.

De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegara
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.

Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.

Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz. 



Yo no te pido, Mario Benedetti.



lunes, 8 de noviembre de 2010

LENNONYC


Hace unas semanas vi el documental Lennonyc en el marco del festival Inedit Beefeater. Una apuesta que se consolida año tras año en Barcelona y que, al llegar el otoño, nos trae algunas propuestas sumamente interesantes. Ésta fue una de ellas. El documental se centra en los años que pasó John Lennon en Nueva York, ciudad en la que se instala con Yoko Ono, tras un intento frustrado de vivir en Londres dónde no consiguieron adaptarse, ya que Yoko recibió un profundo rechazo por parte de la población londinense. Supongo que se la consideraba la responsable de la ruptura del grupo beat. En Nueva York el artista consigue vivir tranquilo, recupera cierto anonimato y puede vivir como un ciudadano más de a pie.


Pronto John Lennon contacta con representantes del  movimiento pacifista e inicia una cruzada particular en defensa de los derechos humanos y la paz. Su popularidad le ayuda a extender su mensaje a un sector amplio de la población. Estas actuaciones no gozan de la aceptación del Gobierno, la respuesta gubernamental es su expulsión del país. Recurren la sentencia de deportación y se inicia un proceso judicial que durará varios años. Finalmente y contra todo pronóstico, años después, conseguiran la residencia norteamericana.

Paralelamente a estas iniciativas. Empieza a componer, forma una banda. Su primer disco en solitario será un rotundo fracaso de ventas y de crítica. A esto se sumará su posterior ruptura con Yoko Ono. Se instala en Los Ángeles. Es el inicio de una fase de autodestrucción, beberá, saldrá mucho y la música quedará a un lado. Sin Yoko, el artista está perdido.

Compone una canción con Elton John que se convertirá en un éxito de ventas. A petición del cantante, interpretará esa canción con él en un concierto en el Madison Square Garden. A pesar de  sus escasas apariciones en los escenarios de los últimos años, John Lennon es ovacionado por el público asistente, no le olvidan. Yoko Ono se encuentra entre los espectadores. Tras el concierto hablan y llega la reconciliación.

Tendrán un hijo, Sean. En esa época, Yoko se ocupa de los negocios y  John se convierte en amo de casa. Abandona la música temporalmente, sólo quiere disfrutar de su hijo, verle crecer, jugar con él. Su entorno dice que John ha cambiado, está tranquilo, feliz. La paternidad le ha barnizado con un toque de serenidad.

Pero pasan los años y el artista siente el reclamo de la música, tiene que volver. En 1980 graban dos discos, en los que se alternan los temas de John y Yoko. Antes de Navidad, meses después de la publicación del primer disco, es asesinado delante de su casa. La gente llora la muerte de una estrella del pop. Empieza la construcción de una leyenda. 

domingo, 7 de noviembre de 2010

Pla



 Escric desde criatura, però l’escriure és en mi una activitat artificiosa i sobrepasada. No tinc pas una idea clara – i això sembla que passa a molta gent- del que hauria de fer en la vida, i sobretot del que em convindria. “Josep Pla. El Quadern Gris.

Un Pla muy joven nos dice que no sabe  qué quiere hacer en la vida. Eterna pregunta de los jóvenes y los no tan jóvenes. Más tarde lo descubriría. Su obra lo atestigua. Dedicó su vida a escribir.

Cualquier frase de Josep Pla es un regalo. He extraído ésta al azar de la obra más famosa del autor y, debo reconocer, la única que he leído. La adjetivación fue su gran preocupación. Encontrar el adjetivo preciso, adecuado.  Creando siempre esas descripciones concisas que pueblan su obra, retratos perfectos de las tierras en las que vivió y que visitó, de las personas que conoció y sus vivencias personales. Escribió sublimes descripciones como esta: “Ha fet un dia clar i una tarda dolça que he vist morir darrera els vidres. Crepuscle de nuvolades fosques, sobre el blanc oxidat de la volta del cel, amb una mica de rosa i regalims morats a ponent.”

He visitado la Fundació Josep Pla en Palafrugell. Una breve pero completa aproximación al escritor a través de la exposición permanente y los audiovisuales. Escribió mucho y bien. Le tocó vivir una época difícil. Durante los primeros años de la dictadura escribió en catalán y sus obras eran traducidas al castellano para ser publicadas. A principios de los sesenta la editorial Selecta publica sus obras completas en catalán. Hasta pocos años antes de morir trabajó como periodista, colaborando en el “Diario de Barcelona” y la revista “Destino”. Las colaboraciones con esta última publicación le permitieron viajar por todo el mundo. En vida no siempre obtuvo el reconocimiento merecido por parte de la crítica y los círculos literarios catalanes, debido a sus adscripciones políticas. Pla murió el 23 de abril de 1981. Había publicado treinta y ocho tomos de su obra completa, más de treinta mil páginas.

Me fascina el amor que profesó Josep Pla a su tierra, “l’Empordà”, a sus gentes, a su lengua. Su obra es el tributo y reflejo de esa pasión.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Castañada is coming!


Es uno de los octubres más fríos de los últimos años. No sé si estamos ante el preludio de un terrible invierno, frío y hostil, o simplemente ante un signo más de este cambiante e imprevisible tiempo. Surco las calles rápidamente, pedaleo incesante. El frío azota mis manos, mi cara y me sube por los bajos del pantalón. Ya me he enfundado en mi abrigo de paño y he rodeado mi cuello con la cálida lana de mi bufanda, parece que se ha anticipado el crudo invierno. Algunos me miran como si fuese una exagerada. No lo creo, no veo a nadie ya con sandalias. Más tarde llegará el mediodía y con él, el cálido abrazo del sol de otoño. Es agradable esta época del año. La ambivalencia de mañanas heladas y el vermout del domingo al mediodía, con gafas de sol y las mejillas sonrojadas. Un fútil combate entre la resistencia del calor y la amenaza acechante de las bajas temperaturas.

Parece que este año sí apetecerán las castañas. No como otras castañadas en las que degustábamos « panellets » y boniatos en manga corta. ¿ Paradojas del cambio climático o  el cíclico devenir de las estaciones y los años ? 

sábado, 7 de agosto de 2010

Hasta setiembre.





Se acabo la maratón y ahora empieza la aventura. Tres semanas por Tanzania y Kenia. Si todo va bien, en una semana habremos coronado la cima del Kilimanjaro. Es inevitable estar inquieta ante la inminente expedición. Sustituiremos el ordenador y las sandalias por las botas de trekking y los bastones. Olvidaremos la rutina y nos sumergiremos en tierras desconocidas, en colores y olores nuevos. La exploración comienza.  Esperemos que todo vaya bien. 

El balance de la maratón ha sido positivo: dieciséis entradas frente a las diecinueve previstas. El blog no está muerto pero vivirá un abandono obligado: nos aguarda el "Ngáje Ngái", "La Ciudad de Dios" en masai.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Primer miércoles de agosto


Habíamos comprado las entradas para el recital hace unas semanas. La anticipación era merecida: José Mª Sanz “Loquillo”, Gabriel Sopeña y Luis Alberto de Cuenca se encontraban en el Caixa Forum para hablar sobre poesía y música. Este encuentro no es fortuito, un proyecto en común les une. El Loco ha seleccionado unos poemas de Luis Alberto de Cuenca y Gabriel Sopeña los ha musicado. El disco verá la luz a principios del año que viene.  Finalmente, Loquillo no ha podido asistir por un problema de agenda. Una agenda mal orquestada ya que tenía un concierto en La Coruña. A pesar del contratiempo, el auditorio se ha visto eclipsado por la complicidad de Gabriel Sopeña y Luis Alberto de Cuenca. Han conversado tranquilamente sobre poesía, sobre su trayectoria artística y sobre las peripecias vitales que motivaron su encuentro con el Loco. Se han profesado su admiración mutua e incluso se han permitido algunas licencias como disertar sobre epopeyas de la antigua Mesopotamia. Gabriel Sopeña ha interpretado canciones propias, las versiones de algunos poemas incluidos en este próximo disco  e incluso nos ha deleitado con una canción en catalán. Naturalidad y frescura, una delicia. 


Me ha fascinado la figura de Luis Alberto de Cuenca, culto, sencillo y con un gran sentido del humor. Son malos tiempos para la poesía, por eso ha aprovechado para promocionar su último poemario, El reino de blanco,  y nos ha leído unas seguidillas incluidas en el mismo, muy divertidas. Me imagino que esto último será el contenido más ligero que incluya el libro. Sin embargo, ha sembrado la curiosidad para explorar su obra, hoy ya hemos empezado. A continuación recojo uno de los poemas interpretados esta noche, se titula "Cuando vivías en la Castellana":


Cuando vivías en la Castellana
usabas un perfume tan amargo
que mis manos sufrían al rozarte
y se me ahogaban de melancolía.
Si íbamos a cenar, o si las gordas
daban alguna fiesta, tu perfume
lo echaba a perder todo. No sé dónde
compraste aquel extracto de tragedia,
aquel ácido aroma de martirio.
Lo que sé es que lo huelo todavía
cuando paseo por la Castellana
muerto de amor, junto al antiguo hipódromo,
y me sigue matando su veneno.

martes, 3 de agosto de 2010

Pantomima

Inverosímil resulta la pantomima que representa día tras día Berlusconi en la esfera política italiana. Su gobierno no comulga con la democracia ni pretende simularlo. Su última gamberrada es sublime: ha expulsado al cofundador de su partido, el Pueblo de la Libertad. Hace tan sólo dieciséis meses la Forza Italia de il Cavaliere y la Alianza Nacional de Fini se fusionaron en esta nueva formación política. Podríamos aceptar que se diesen disensiones ideológicas entre los dos líderes pero no ha sido así. Tras la expulsión de Fini se halla una nueva maniobra para silenciar las críticas de los que arremeten contra el primer ministro italiano. Fini ha censurado abiertamente los decretos leyes para soslayar los trámites parlamentarios. Ha cuestionado que Berlusconi quiera combatir la mafia y tras los nuevos episodios de corrupción, ha solicitado la dimisión de dos ministros. Sin lugar a dudas, Gianfranco Fini es una presencia incómoda para Berlusconi, por ello, le ha solicitado también que dimita de su cargo como presidente del Parlamento italiano. Es mucho más relajado campar a sus anchas por los pasillos de las Cortes decidiendo unilateralmente sobre cualquier cuestión de política nacional, conchabado con algunos sectores de dudosa reputación – esto es un claro eufemismo-, controlando todos los medios de comunicación y atentando a la libertad de prensa sistemáticamente. Es mucho mejor tener un gabinete salpicado por escándalos de corrupción pero mudo - el dinero es un buen bozal - y si deciden hablar, ya los llevará a su Villa en Cerdeña para que olviden lo que querían decir. Menudo bochorno. A todo esto, dónde está la oposición? Ah, se llama Gianfranco Fini y sus días en la política probablemente sean contados.

lunes, 2 de agosto de 2010

Gainsbourg


El cine puede ayudar a rescatar a artistas de las tinieblas del olvido. Esto sucede con la película “Gainsbourg (Vida de un héroe)”. Casi veinte años después de su muerte, llega este film a la gran pantalla, poniéndole rostro y biografía al compositor de la orgásmica canción “Je t’aime, mon amour”. Ciento treinta minutos que sirven para retratar un seductor y excéntrico artista. A lo largo de su vida mantuvo algunas sonadas relaciones, como la que le unió a la exuberante Brigitte Bardot o a la británica Jane Binkin, que se convertiría en su segunda esposa y madre de su primera hija. La película trasciende al cotilleo y a la anécdota, claramente se dibuja la evolución del artista: en sus inicios, claramente influenciado por la chanson francesa, más tarde, sus escarceos con el rock e incluso grava un disco en Jamaica, realizando una versión reagge de “La Marseillaise”. La provocación fue su estandarte y se valió de ella para promocionarse a gran escala. “Je taime, mon amour” fue censurada en numerosos países y fue tachada de pornográfica. Su particular adaptación del himno nacional también le valió numerosas críticas, así como recibió amenazas de muerte por parte de los sectores más radicales.  Su dimensión como compositor hizo sombra a la de cantante. Creó melodías para numerosas cantantes: Juliette Gréco, France Gall, Nana Mouskouri, Petula Clark (lo idolatraba)…

La película podría contar lo mismo con unos minutos menos.  No es necesario regodearse en las espirales destructivas que se adueñan del artista en algunos momentos. Así también destacar que resulta sorprende el parecido del protagonista, Eric Elmosnino, con Gainsbourg, es difícil encontrar otro tan feo.  Pero sin lugar a dudas la huella inconfundible la imprime el director, Joann Sfar, dibujante y guionista de cómic. No se limita a retratar la vida y milagros del artista sino que introduce elementos fantásticos para reflejar los miedos y fantasmas del compositor. Este recurso, más o menos aplaudido, aparta la película de los cánones clásicos de la biografía.



miércoles, 28 de julio de 2010

Cuestiones prácticas (II)



Estrechas vías
Acrecientan tu vida
No desesperes


Ojalá sea cierto. Para todos aquellos que surcan callejones sombríos en estos momentos y no ven una salida.

martes, 27 de julio de 2010

Cuestiones prácticas


De niños asimilamos conocimientos y tareas que pueden parecer poco prácticas o innecesarias, en la edad adulta entendemos por qué. No recuerdo en qué curso nos enseñaron la escritura de los números, supongo que sería tercero o cuarto de E.G.B. Hoy he preparado unos cheques, correspondían a los finiquitos de unos trabajadores. He revisado las liquidaciones de cada empleado y he escrito las cifras de la indemnización en cada papel rosado. Al escribirlas me asaltaban dudas sobre la norma ortográfica: ¿se escribe “cien mil novecientos noventa euros y cuarenta y tres céntimos”? Estas dudas me han parecido estúpidas y desconsideradas, incluso me avergüenzo al pensarlo. Detrás de ese número y ese papel está el fin de la etapa laboral en una empresa de una persona. En algunos casos, se pone el punto y final a una trayectoria de esfuerzo y serio compromiso con la compañía. ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Para acabar con un cheque en la mano y un futuro incierto? No es fácil salir a la calle a buscar trabajo en un contexto como el actual. No es fácil optar a un puesto de empleo cuando tienes 56 años. No es fácil tener un hijo de dos meses y asumir que no sabes cuándo volverás a trabajar. Mientras tanto, yo, que todavía trabajo, me preguntaba si “treinta y dos” se escribe junto o separado. A veces somos mezquinos sin pretenderlo. 

lunes, 26 de julio de 2010

Tempus fugit

El tiempo pasa rápidamente y trabajando más. Hoy es un día que podré olvidar fácilmente, creo que esto es predicable de casi todos los lunes. Los odio. No asumimos la importancia del presente. A este lunes le seguirán muchos otros, semanas enteras. La vorágine que preside nuestras vidas impide que tomemos consciencia de la realidad. Hoy ya es ayer, mañana ya es hoy, todo es rápido, fugaz, fulminante y efímero. Ray Loriga, refiriéndose a sus años mozos, nos decía con gran acierto hace unas semanas en El País Semanal: " Es curioso, pero en aquel tiempo no era consciente de estar construyendo lo que iba a ser, y ahora que lo sé, ya es tarde... la vida adulta sigue jugando toda clase de buenas y malas pasadas, y estos días de hoy son la construcción de otro futuro al que inevitablemente llegaremos tarde. Y así una y otra vez." No podemos esperar mucho de nuestro futuro, si no nos implicamos en él desde este preciso instante. El mañana se moldea desde el hoy pero es fácil olvidarlo.

domingo, 25 de julio de 2010

Très fatiguée!

No sé cuál será el estado físico de Alberto Contador después de ganar el Tour por tercer año consecutivo o cómo se sentirá Edurne Pasabán al alcanzar la cima del K2 , me imagino que la euforia reducirá la percepción del cansancio. Evidentemente, no soy deportista profesional ni lo pretendo pero sé cómo estoy hoy después de andar durante trece horas ayer y coronar el Aneto: terriblemente cansada. Presento severas agujetas en los cuadriceps y ligeras en los brazos. Extendí mal la crema protectora, mi rostro está blanco pero mi cuello está rojo como un cangrejo, a ver cómo lo cuento mañana en la oficina. No me puse gafas de sol aun cuando las llevaba en la mochila, ayer noche me lloraban los ojos y hoy los tenía irritados tras andar tantas horas mirando la nieve. Al bajar, bebí varias veces agua directamente de un arroyo y hoy presentaba ligeros síntomas de cagalera - perdón por la referencia escatológica pero cierta-. El cansancio ha despertado un marcado mal humor que me ha acompañado todo el día. En conclusión y expresándome en términos coloquiales: estoy hecha una piltrafa.

No puedo ni imaginarme el esfuerzo que hacen algunos deportistas, como el ciclista o la montañista citada, para realizar sus hazañas históricas. Al margen del entrenamiento, dedicación exclusiva a esas prácticas y las renuncias inherentes, debemos añadir la dureza de las competiciones en las que participan. En estos casos de éxito, a parte de las capacidades y la entrega, supongo que debe darse una fuerza mental y una voluntad extraordinaria. Es admirable.

viernes, 23 de julio de 2010

Prisas

Prisa es lo que tengo hoy pero debo cumplir religiosamente con el objetivo impuesto. Son las 14:17 y a las 15:00 me recogen para ir a Benasque.

Simplemente citar una frase que aparece en Ana Karenina, libro que estoy leyendo estos días: "El encanto, la variedad y la belleza de la vida buscan contrastes de luz y de sombra".

jueves, 22 de julio de 2010

Feedback

“Todo sobre mi madre” es una de mis películas favoritas de Pedro Almodóvar. Me encanta la atmósfera que crea en cada una de sus obras, su universo es único e irrepetible. Viéndola compruebo, una vez más, que el arte se nutre del arte, es una retroalimentación constante. En este filme la obra “Un tranvía llamado deseo” de Tenesse Williams cobra un especial relieve. La protagonista, Manuela,  dice que esta obra está ligada indisolublemente a su vida: hace veinte años conoció a su marido al interpretar esa obra en un grupo amateur, veinte años después su hijo es atropellado tras ir a ver esa obra. Las historias de este director son redondas, circulares, tienen un inicio y un final. Desafortunadamente en la vida los ciclos no se cierran siempre.

Hay otros referencias artísticas. Manuela le regala a su hijo el libro “Música para camaleones” de Truman Capote. Le lee el prólogo y aparece la cita emblemática de este autor refiriéndose a la escritura: “ Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo y ese látigo es sólo para autoflagelarse.” Esta escena me subyugó al verla por primera vez. Descubrí a este autor gracias a esta película, primero leí “A sangre fría” y posteriormente, me obsequiaron con este libro de relatos. No corrió la misma suerte la película de Elia Kazan, la dejé a medias ya que no me seducía. Volveré a intentarlo, aunque sólo sea por entender algo más a Huma Rojo y a Manuela y cómo no, disfrutar del mejor Marlon Brando.



miércoles, 21 de julio de 2010

Encuesta de Población Inactiva


Hoy una amiga me ha dicho que felicite a su prima cuando la vea este fin de semana. “Se ha licenciado” me ha dicho. A la luz de los datos arrojados por la Encuesta de Población Activa publicada hoy, no sé si es conveniente felicitarla. La crisis se ceba con un 40% de paro en los jóvenes con edades comprendidas entre 16 y 25 años, sólo Estonia y Lituania registran un porcentaje superior de desempleo juvenil. Esta comparativa me resulta interesante ya que desconozco, como le sucederá a casi todos los lectores, cuál es la situación de la economía en esos países. Presuponemos que se trata de países con una economía débil pero quién sabe, quizás su situación es mejor que la española;  aunque el nivel de paro juvenil, obviamente, es indicativo del buen o mal curso de una economía.

La encuesta aporta datos descorazonadores e incluso, incomprensibles. Señala que la mitad de los españoles con edades comprendidas entre 16 y 35 años tardan doce meses en encontrar un empleo tras finalizar sus estudios. El que acaba de estudiar a los 16 años habrá cursado simplemente la ESO. Evidentmente, la ausencia de formación dificulta el  acceso al mercado laboral. Sin embargo, ¿quién acaba de estudiar a los 35 años? Sólo se lo puede permitir Juantxo (Karra Elejalde) en la película Airbag. En la boda su padre (Carlos Arguiñano) se jacta que el hijo sólo ha tardado ocho años en licenciarse en Derecho. Una situación distinta es la representada por aquellas personas que inician sus  estudios más tarde.  Quizás, algunos que apuestan por esta opción, son aquellos que dejaron los estudios a los dieciséis y luego constataron la crudeza de la realidad laboral. Y, en casi todos estos casos, apostaría a que estas personas estudian y trabajan, es casi insostenible lo contrario, con lo cual los datos de la encuesta se tambalean, esas personas forman parte de la población activa.

Cuando vea a esta amiga el próximo viernes la felicitaré. Sé que ya se ha matriculado en un máster que empieza el próximo septiembre. Bien hecho, la encuesta también dice que se reduce el tiempo en encontrar un empleo cuando mayor es el nivel de formación. Esperemos que no se equivoque.



martes, 20 de julio de 2010

Pies, chicles y clubs


-         Por favor, no me pises los pieses. Estoy harta de las fanes histéricas como tú! No te das cuenta que por mucho que os agolpéis a la salida de los clubes, no saldrán los jugadores antes… Si estás impaciente, vete a ese bar de menuses de enfrente y tómate una tila o dos aníses, a ver si así estás más simpática.
-         Oye, tío, mejor que te hubieses quedado en la parada de autobuses mascando un paquete de chicleses.
-         Cómprate tú los chicleses y trágatelos si quieres. Ojalá te entrasen mil carieses.
-         A ver, si estoy aquí es para ver los cuadríceps y bíceps de Alberto Infiesta.  Tengo todos sus goles gravados en cedéses. No he venido para ver vuestras caras de papanatas, seguro que el día de tu nacimiento se necesitaron varios fórceps para sacar tu cabezón. Si tus orejas parecen dos paréntesises.
-         No me digas, ¿estás aquí para ver a Infiesta? Yo también. Un colega que conoce a su fisioterapeuta, me ha dicho que le han diagnosticado hoy dos peritonitises.
-    Pues que le pongan dos corseses, a lo Escarlata O’hara. Ya te digo yo que se recuperará rápido. Estos médicos deportivos hacen unos análisises un poco precipitados.

Cada vez hablamos y escribimos peor. Este fin de semana bromeábamos sobre el plural de las palabras, algunas arriba recogidas. Nos reíamos pero no hace gracia no estar seguro de la formulación de un plural. Por favor, solicito a quien corresponda una reválida quinquenal a todos los ciudadanos en materia ortográfica. Voy a empezar a repasar la distinción entre hiato y diéresis, no me irá mal.

Recordatorio de la norma ortográfica del plural de las palabras terminadas en s:

P.S.: Me consta que el plural de algunas palabras resulta grotesco pero se trata, básicamente, de un recurso para evidenciar la norma o más bien, su ausencia.

lunes, 19 de julio de 2010

Micropost

Es especialmente complejo tener una idea inspiradora un lunes, más a estas horas. La falta de creatividad agudiza el ingenio y he decidido estrenar una nueva etiqueta: el micropost - seguro que a alguien se le ocurrió antes, que me disculpe, por favor-. Sus rasgos característicos se irán definiendo sobre la marcha pero, básicamente, aprovecharé para opinar sobre alguna noticia de actualidad.

Esta noche pasada han fallecido sesenta personas en un accidente de tren en la India. La tragedia se ha cobrado ciento cincuenta heridos. Francamente, no puedo entender la existencia de recurrentes negligencias de este tipo, no es el primer accidente de tren en ese país de esta década, en el ya adentrado siglo XXI. India es un país en vías de desarrollo, destacando su población por su formación técnica, rica en ingenieros. ¿Cómo puede ser que sean incapaces de coordinar la llegada de un tren a una estación y luego sean capaces de desarrollar microchips? ¿O es que los que compran los microchips no suben en tren? En los últimos años se han sucedido las tragedias de este tipo y el gobierno parece incapaz de gestionar esta crisis. Imperdonable. Muertes gratuitas y fácilmente evitables.

domingo, 18 de julio de 2010

Cañones y libros

Mediodía de un domingo de julio. Cañón de Añisclo. Las paredes abruptas y altas dan cobijo al cauce del río. La sombra de las montañas y la humedad del agua auspician un bosque frondoso. El azaroso trajín del río acompasa nuestros pasos, cada vez más intenso mientras nos aproximamos al palpitar del agua. Exploramos el lugar. Caminamos unas horas deteniéndonos en un sitio y otro. Hace mucho calor, más de treinta grados.

Finalmente llegamos al río. Escogemos cuidadosamente una orilla, buscamos sol y sombra. Nos sumergimos en sus aguas heladas. Chapoteamos y reímos. Charlamos. Organizamos un improvisado picnic, compartimos lo que llevamos: pan de molde, embutido, queso, frutos secos y agua. La felicidad nos aguarda en los momentos más sencillos e inesperados.

Mientras disfruto del momento, pienso que la literatura evoca constantemente la vida. Recuerdo algunos pasajes de "El Jarama", novela en la que se recrea el encuentro en el río de unos amigos un domingo de agosto. Lo leí hace muchos años y decido que ya ha llegado el momento de releerlo. 

El reloj no olvida

El reloj no olvida el 18 de julio de 1936. Hace setenta y cuatro años se produjo la insurrección militar del frente nacional en Melilla, alzamiento que fue secundado con mayor o menor éxito en otros puntos del territorio español. Ese hecho marcó el inicio de una guerra civil que se prolongó durante tres años y se cobró miles de vidas. No voy a pronunciarme sobre ninguno de los bandos, no hay buenos ni malos. Todos mataron, torturaron y se enfrentaron en defensa de una idea. Las ideas se defienden hablando, no empuñando armas. Los soldados rasos, las milicias - entre los que estaban nuestros abuelos - fueron al frente para defender a sus familias, para combatir la miseria, para decir basta, por que en el pueblo todos defendían una bandera o un color y no se cuestionaban los planteamientos del enemigo, por que a su padre lo mató un rojo y entonces no podía dejar de odiarlos a todos e incluso por que creían en una forma de organización política. Unos pocos azuzaron el odio para conseguir el poder, el pueblo dejó prender esa llama mientras esos pocos seguían en sus despachos.

Los motivos hoy no importan, son muchos y yo no puedo ni intuirlos. Sin embargo, creo que determinadas fechas no pueden olvidarse y sobretodo, debe aprenderse de las lecciones que nos da la historia. Recordar no significa anclarse en el pasado sino construir el futuro desde esa experiencia. No podemos olvidar que un país se dividió y se atrincheró tras sus metralletas. No podemos olvidar las muertes de los inocentes, las torturas y las familias rotas que nunca volvieron a ser las mismas. No podemos olvidar a los huérfanos que no conocieron a sus padres. A los políticos , intelectuales y artistas que fueron ejecutados ni a aquellos que tuvieron que exiliarse. No podemos olvidar la dictadura que siguió a esa guerra civil durante cuarenta años ni la falta de libertades y derecho que la definió. No podemos olvidar. Y por que no podemos olvidar se promulgó una Ley de la Memoria Histórica. Pero las heridas siguen abiertas. Mientras tanto, vemos cómo algunos poderosos mueven los hilos para que inhabiliten a los jueces que hurgan en esos episodios y nos dicen que ha pasado mucho tiempo, nos instan a que olvidemos. No lo haremos.

viernes, 16 de julio de 2010

Empieza la maratón

Hoy es dieciséis de julio y empieza la maratón, lo he decidido. ¿Qué maratón ? No me refiero a la del Corte Inglés sino a la del Café de Flore, la inauguro hoy. Intentaré escribir una entrada diaria, harto complicado, hasta el seis de agosto, día en que empiezan mis vacaciones.
Llevo un mes sin escribir en el blog y en menos de cuatro semanas me iré de vacaciones. Si continúo alimentando esta senda de abulia escrita, es preferible dar de baja el blog, hay que asumirlo. Por lo tanto, voy a intentar revitalizarlo con una entrada diaria. Quizás fracase en el intento o quizás no. Este peregrino proyecto se enfrenta ya a dos serios contratiempos : este fin de semana y el que viene me voy a la Valle de Ordesa a hacer montañismo. No tengo ni IPAD ni PDA ni Blackberry ni Internet en el móvil y gracias a Dios, tampoco espero que en el refugio haya ninguna conexión– no creo que haya ni cobertura para el móvil -. Afortunadamente todavía quedan algunos parajes inmunes a este frenesí tecnológico. Estos lapsos de incomunicación los recuperaré en los siguientes días, es decir, el domingo escribiré la entrada del sábado y el domingo.

Espero no incurrir en la descripción de lo cotidiano y anodino, ¿será fácil introducir un apunte cada día, incluso después de una jornada infernal o bien cuando el calor aprieta hasta lo indecible ? Ya lo veremos. Veintiún días, veintiuna entradas. De momento ya tengo dos : la de la inauguración y la de la clausura, sólo me quedan diecinueve. En todo caso, siempre puedo empezar a cultivar los haikus. Empecemos citando uno con imágenes « montañeras » :
El sendero del paraíso
Está pavimentado con brillantes
Pétalos de ciruelo.

(de Masumi Kato)





domingo, 13 de junio de 2010

Cibercarnaval


Las nuevas tecnologías han alterado sustancialmente la  articulación de nuestras relaciones con el mundo. La red se convierte en una plaza cibernética en la que podemos acceder a todos los contenidos imaginables. La gran biblioteca del mundo nos espera en nuestro ordenador, a nuestro alcance simplemente tecleando unas palabras en el menú del magnate Google. ¿Deseas organizar tus próximas vacaciones? ¿Quieres  saber en qué cine proyectan tu película favorita? ¿Quieres cocinar una quiche? ¿Deseas solucionar el problema de tu disco duro? ¿Buscas un fontanero? ¿No conoces las influencias de la generación del 27? ¿Sabes el tiempo que hace en Abu Dabhi? ¿Aprender punto de cruz? BÚSCALO EN INTERNET. Dudo que haya una pregunta sin respuesta en la red, otra cuestión, es que la respuesta sea veraz o complaciente. Obviamente, accederás paralelamente a la información deseada y a un aluvión de publicidad sobre la materia en la que estés interesado: los contenidos tienen un precio.

Toda opinión o pensamiento, por controvertida que sea, puede ser vertida en ese foro virtual. Acciones de dudosa moralidad, delictivas, se exhiben, se airean parapetadas de la censura y del control policial, en algunos casos. Internet es  un mundo paralelo, en ese espacio el anonimato nos protege y algunos, amparándose en él, adoptan sin pudor actitudes que no reconocerían ante amigos o familiares.  Nunca fuimos tan libres, aunque se trata de una libertad constreñida, ficticia. Disfrutamos de esa libertad propiciada por las telecomunicaciones pero cuyos límites son los ángulos del monitor. Más allá de éstos, seguimos encorsetados por las mismas convenciones y leyes de siempre, menos mal. De ahí que algunos prefieran refugiarse en esa “realidad” creada por píxeles y tubos catódicos a asumir su rutina anodina y gris, en la que deben acatar sumisamente las órdenes del jefe y compartir lecho con una pareja a la que no desean. Según dicen, los portales sociales, nunca los he visitado aunque no tendría ningún problema en reconocerlo – aquí también soy una voz anónima-, están plagados de hombres y mujeres casados o con compromiso en busca de un devaneo, en muchas ocasiones, mienten y no revelan su verdadero estado civil. En la red puedes adoptar una vida nueva y vender la imagen que desees, la fugacidad y superficialidad de estos contactos impiden la revelación de la verdad. Internet es como un gran carnaval permanente para algunos, el gran aforo de la mentira y la distorsión. Quizás yo sea la primera que esté mintiendo a través de estas líneas, quién sabe. Mientras buceamos en la red, buscamos nuestro reflejo en los espejos deformes de la calle del Gato,  aunque Max Estrella nos advirtiese  que “las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas”.
  

jueves, 27 de mayo de 2010

Papel pautado


Había estado en vela toda la noche. Cuando se levantó y se miró en el espejo, tuvo que reconocer sin ambages el pésimo aspecto que tenía. Recurriría al milagroso corrector de ojeras de Christian Dior, fiel compañero en el disimulo de andaduras nocturnas, cada vez menudeaban menos, y en noches de insomnio como aquella. El administrador hace un mes había convocado a todos los empleados en la oficina. El día señalado era ayer, a las 13 horas.  Les confirmó el cierre de la compañía, algo que sospechaban desde hacía tiempo. Sabían que la situación no era buena.  Las ventas habían caído en picado, el teléfono cada vez sonaba menos, clientes suyos cerraban sus instalaciones o se declaraban en concurso de acreedores, los impagados aumentaban y hacía tiempo que no pagaban las compras de recambios realizadas a la empresa matriz.

Hacía diez años que trabajaba en aquella compañía. Hoy tenía cuarenta años y a pesar de la experiencia y su dominio del alemán y el inglés, sabía que no sería fácil encontrar trabajo para una administrativa cuarentona. El mercado laboral estaba saturado de jovencitas dispuestas a trabajar por la mitad de su sueldo actual. No había dejado de pensar en ello durante toda la noche: volver a empezar a los cuarenta, qué pocas ganas de luchar tenía. Hacía mucho tiempo que había tirado la toalla.

Mientras se miraba en el espejo, extendiendo con las yemas el maquillaje en un intento fútil de disimular las secuelas del insomnio, se dio cuenta que, por primera vez, no había ninguna guía a seguir en su vida. Hasta aquel momento siempre el camino había estado trazado: la escuela, el instituto, la universidad, la incorporación al mercado laboral, una relación estable con Marc – un amigo de su hermano -, comida familiar los domingos, el mismo trabajo, los mismos compañeros y el mismo camino recorrido día tras día durante la última década, operación bikini en invierno, engordarse en Navidad… Soberano aburrimiento, pensó. Pero repentinamente un hado indescifrable conducía su vida por derroteros  caprichosos: Marc la había dejado hacía un año por otra mujer, ayer le habían comunicado el despido tras diez años trabajando en la misma compañía… Hasta aquella mañana los requiebros constantes que reinaban su vida le habían desasosegado pero, de pronto, se sintió reconfortada. Si lo pensaba bien, Marc no era tan buen partido como creía: no hacía nada en casa y era un hombre sin espíritu. Su única afición era el fútbol, no le gustaba viajar como a ella, todos los agostos los pasaban en la casa de veraneo de sus suegros.  Durante cada mañana de los últimos tres cientos sesenta y cinco días se había lamentado por su ausencia, de pronto, se dio cuenta que ya no lo echaba de menos. Y a pesar de la mala noche que había pasado por el trabajo, debía reconocer que dejar de aguantar al director comercial era un alivio, nunca más tendría que aguantar sus fantochadas. Eso sí que era ganar calidad de vida.

Sopesó la rutina en la que había estado sumida desde hacía quince años, suspiró profundamente y asumió que quizás los cambios no eran tan malos. Probablemente había llegado el momento de ir a visitar a Marta a Indonesia, su amiga de la universidad, que había montado allí un hotel hacía unos años. Le había invitado varias veces pero como siempre se excusaba con algún pretexto, había dejado de planteárselo.  O quizás podía optar por levantarse todos los días entre las nueve y las diez de la mañana, desayunar viendo un magacín matinal y acto seguido ir al gimnasio, ya era hora de cuidarse después de tanta dejadez. Su hermano le había comentado que necesitaba alguien que le echase una mano en el despacho, podía postularse como candidata. Probablemente no podría ofrecerle nada más que una media jornada pero no aspiraba a más. Así tendría tiempo para decidir sin ninguna guía previa sobre su futuro. A veces un final puede convertirse en un principio, no todos pueden hacerlo. Se sentía afortunada por primera vez desde hacía mucho tiempo.

sábado, 15 de mayo de 2010

Un fogonazo

Es un pensamiento fugaz, un relámpago mental, durante un microsegundo percibes el sinsentido que tiene la existencia y te preguntas por qué te esfuerzas denodadamente en dotarla de significado, si, precisamente, su sentido es el no sentido. Probablemente, lo que estabas haciendo en ese instante perecedero e inaprensible era una insignificancia, no estabas leyendo a Kierkegaard ni estabas sumido en una profunda meditación. Quizás tecleabas delante del ordenador o estabas esperando en la cola del supermercado y de pronto, como un martillazo en la cabeza, te golpea la brutalidad de la verdad: ¿qué sentido tiene esto?

Ese fogonazo deslumbrante eclipsa tu mente unos minutos, sumiéndote en un punzante desasosiego. Un gesto torpe te sustrae de ese ensimismamiento metafísico, despistadamente le das con el brazo a la taza y se vierte todo el té en el suelo. Afortunadamente la taza no se rompe, permanece. El té fluye, se extiende lentamente sobre la baldosas y por motivos físicos que se te escapan, finalmente ese charco deja de crecer, a mis pies una galaxia estática y en mi mente, un mortero.

Estos pensamientos no son propios de mí, persona más bien inclinada al pragmatismo sino, estoy segura, fruto de la lectura “Doctor Pasavento" de Enrique Vila Matas. Todavía estoy en la génesis de la novela pero todo apunta a que el afán por desaparecer y el tratamiento obsesivo de la desaparición como algo inherente e indesligable de nuestra propia existencia van a perseguirme durante las 300 hojas restantes. Páginas bien escritas, rezumantes de poesía y requiebros.

domingo, 9 de mayo de 2010

Ratios y otras excusas

Si en el mes de abril trabajas once horas seguidas, duermes entre siete y ocho, dedicas dos horas a comer, le restas el tiempo dedicado a ducharte y a acicalarte, te quedan, en el mejor de los casos: dos horas y cincuenta y cinco minutos de ocio. En este cálculo no he contemplado el tiempo destinado a despotricar contra la empresa, quejarte hasta la saciedad y reivindicar la explotación de la que eres objeto. Esta terapia es especialmente edificante y necesaria y su duración vendrá determinada por el grado de "cabreo" generado en la jornada en cuestión. En este momento el ratio de ocio disponible se sitúa en un escalofriante 8,3%. El palpable déficit de tiempo libre se tradujo, entre otras consecuencias que no procede enumerar, en el abandono del blog. Y aunque abril quede atrás, cuesta romper las inercias silenciosas de las últimas semanas. Intentaré combatirlas en los próximos días.



martes, 30 de marzo de 2010

El cheslou








- No cabe. – dice él.

- Sí que cabe – replica ella – ¿Cómo puedes saber que no cabe si no lo has visto?

- Lo sé. No cabe. Es imposible que un cheslou quepa en nuestro salón. ¿Has olvidado lo pequeño que es?

- No, no lo he olvidado. Laia me dará las medidas el lunes y luego podemos mirar cómo quedaría. Creo que es más estrecho que nuestro sofá actual. Me encantaría tener una chaise longue…

- A mí también pero no cabe…

- (…) podríamos repanchingarnos los dos en el sofá para ver las películas. ¿Te imaginas lo cómodos que estaríamos? Ya no tendríamos que colocar una silla para poder estirar las piernas.

- No cabe. Ya compraremos un cheslou más adelante, cuando nos compremos un piso.

- Pero Raúl… ¿Te das cuenta que Laia se va a Guatemala y nos dejaría su sofá muy bien de precio? Le estamos haciendo un favor, ha de vaciar el piso. Me parece perfecto comprar un sofá más adelante pero mientras tanto podríamos disfrutar del suyo.

- Aunque no los deje a un módico precio, hay que alquilar una furgoneta para traerlo y nos costará 300€, para eso mejor nos compramos un sofá nuevo.

- Ya lo he pensado, es modular, se separa en tres piezas, y podríamos utilizar la furgoneta de mi tío para la mudanza.

- Me da igual. No cabe. Lo he estado mirando esta mañana y nos quedaría muy poco espacio libre en el comedor.

- No creo que quedase tan lleno el salón. Podemos ponerlo pegado a la esquina del fondo, tapando la puerta del balcón… Aún así, no me importa. Ya me veo los domingos por la mañana tumbada en el sofá leyendo el periódico mientras tú tocas la guitarra.

- Mujer, qué pesada te pones, ¿no te das cuenta que es agobiante tener el salón muy lleno? Si metemos ese mueble, no podré salir al balcón a regar las plantas.

- Pues compramos plantas de plástico y no hay que salir nunca más fuera. Cariño, quiero tener una chaise longue… Además, hay estudios que acreditan que son más frecuentes las separaciones en las parejas que no tienen un buen sofá.

- Tú y yo pasaremos a engrosar las estadísticas si te empecinas en meter un sofá usado en casa…

- Vaaaaaaaaaaa, por favoooooooor… También decías que no había espacio en la cocina para el microondas y mira cuánto nos sirve ahora, he dejado de fregar un montón de cazos de la leche…

- Este discusión no tiene sentido. Yo también quiero un cheslou pero tendremos que esperar a tener un comedor más grande. Seamos prácticos. No se hable más.

Silencio.

Otro día.

 - Hija mía, creo que no es recomendable que le compres el sofá usado a una compañera del trabajo. Luego toda la oficina lo sabe y pensarán que no tienes dinero para comprar uno nuevo.

- Tienes razón, mama. Le diré a Laia que no estoy interesada en el sofá.

martes, 23 de marzo de 2010

"El berenar d'Ulisses" en la Sala Beckett.


Me gustan las historias. Las busco en los libros, las puedo encontrar en un DVD olvidado en una estantería o en la anécdota que me puede explicar un compañero en el despacho. Hace unos días fui a la Sala Beckett a la caza de una nueva historiaauspiciada por grandes expectativas y, sin embargo, fui presa del desconcierto: no entendí nada. A veces también pasa con los libros, el DVD polvoriento o la anécdota del compañero, no sólo con el teatro.

Desde mi modesta e ignorante opinión, en esta obra se impone lo estético, prevalece la estructura al relato. Se aborda la problemática de la inmigración y los abismos insondables que ésta forja en una familia. La trama, o lo que alcancé a comprender, nos presenta las relaciones entre unas personas distanciadas por el tiempo y los kilómetros. El tema, aparentemente atractivo, se resquebraja en la recreación de situaciones durísimas pero abordadas sin profundidad. La madre pierde a su marido y estalla en carcajadas con su hijo ante una tontería. Los dos hermanos se reencuentran en Venezuela por primera vez después de ocho años, tras la muerte del hijo retrasado del hermano mayor. La magnitud de la tragedia es aderezada con las constantes esnifadas de cocaína del primógenito y una esposa desubicada que sólo piensa en bailar vallenato.  La tragedia se relega a un segundo plano, no se profundiza en ella y el espectador presencia atónito una cadena de secuencias, que confunden más que explican. Durante la obra, en dos o tres ocasiones, los protagonistas interrumpen su actuación al escuchar el zumbido de una mosca, silenciosos, siguen con la mirada la trayectoria imaginaria del insecto por la escena. Leo después, tuve la gloriosa idea de coger un tríptico en la taquilla,  las palabras del director sobre este punto. Este recurso persigue romper el hilo narrativo y mostrar al espectador que el protagonista está rememorando esas vivencias del pasado, con las discontinuidades que ello implica. Francamente, prefiero las técnicas de flashback que utilizó Tarantino en Pulp Fiction; si hubiese puesto una mosca, Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) le hubiese disparado en el primer asalto. Mi percepción desafortunada sobre la obra no está reñida con la excelente valoración de las actuaciones de Pepo Blasco y Ferran Carvajal. Sin embargo, este hecho no es suficiente reclamo para justificar la compra de la entrada. Mucho símbolo, poca chicha. Al finalizar la obra, los desapasionados aplausos del auditorio ratificaron esta convicción.

Salimos del teatro, algo desconcertadas por lo que hemos visto, en busca de un lugar para cenar algo y refugiarnos del lacerante frío. Reconfortada, en el restaurante saboreo un buen plato  y degusto ávidamente el último chisme que me cuenta mi amiga. Mucha chicha y pocos símbolos. La entendí a la perfección.




jueves, 11 de marzo de 2010

Mitin en el metro (2): La mujer que lee


La mujer que lee lee “Això sembla el Paradís” de John Cheever. Una novela ligera y entretenida, aderezada con algunas disecciones de la sociedad tremendamente lúcidas. Se trata de la novela póstuma de este autor. En las postrimerías de su existencia evoca nostálgicamente  un pasado en el que los políticos no eran corruptos y la naturaleza era un bien a respetar.  A pesar de una ácida radiografía de su época, en concreto de la década de los 80,  el autor no pierde el sentido del humor en ningún momento.  Percibimos esa mirada desenfadada cuando Betty y su familia advierten que han dejado al niño en el andén de la autopista o cuando Sears - ojo, tiene setenta años - es preso de una libido desenfrenada en sus encuentros con René. 

La mujer que lee piensa que sí, parece que deberá sumarse a esa nostalgia de Cheever aunque ella no tenga setenta años . Hoy, a sus ojos, el pasado era mejor, no estaba teñido de este pesimismo permanente ni se presenciaban en el metro enfrentamientos como el de hace unos minutos, o al menos no lo recuerda. El sueño tampoco le ayuda a calibrar las circunstancias con mayor optimismo, madrugar en sábado no es una práctica recomendable. Ojalá también la vida se impregnase de ese humor que destila la novela y  una carcajada sonora, contagiosa, se adentrase por los túneles del metro y se apoderase de toda la ciudad. Más risas y menos gritos, todo iría mejor, piensa.

domingo, 7 de marzo de 2010

Mitin en el metro



Sábado, 9:58. Metro, L5.


Una mujer está leyendo, sentada en uno de los primeres vagones del convoy. Su semblante es soñoliento.

Unas voces se imponen al trac-trac del tren. Dos mujeres hablan alto, la conversación denota cierto enfrentamiento.

La mujer que lee estira su cuello, tratando de identificar entre los pasajeros a las protagonistas de esta trifulca improvisada.

-          Yo soy portuguesa y llevo veinte años aquí. Siempre he trabajado. – El acento de la mujer reafirma su procedencia lusa. Está de pie, en medio de dos filas de asientos laterales y se protege de los vaivenes del tren asiéndose con la mano derecha a la barra central del vagón. Lleva una bolsa en su mano izquierda. Es morena y lleva una chaqueta marrón. La mujer a la que habla está sentada enfrente, tiene el pelo rizado.

-          Por culpa de los inmigrantes y de las ayudas que recibís, me he quedado sin beca del comedor para mi hijo (…).

La conversación sigue pero las sacudidas y el ronroneo mecánico del tren la ensordecen. Una mujer de origen sudamericano,  que está sentada enfrente de la mujer que lee, resopla escandalizada al escuchar las palabras que le llegan deshilvanadas por el traqueteo del metro.

Dos paradas después, la mujer de pelo rizado se apea en el andén.

La mujer que lee cierra su libro. La mujer de origen sudamericano ya no resopla. Ambas piensan en la discusión que acaban de escuchar.

Esta conversación podría parecer extraída de un debate radiofónico conducido por  Jz. Losantos pero no es así. Estas ideas circulan en la calle. La miseria hace aflorar lo más mezquino y oscuro del ser humano. Años atrás, en la época de bonanza y del crédito sin límites, este debate no se daba. Ante las adversidades el ser humano busca culpables, identifica enemigos. Nuestros políticos azuzan este discurso, desvían nuestra atención, siembran la semilla de la discordia ya que son incapaces de ofrecer un programa serio para revertir la crisis. Desgraciadamente ese discurso hace mella en los ciudadanos y pasamos a señalar con el dedo acusador al inmigrante, cuando es una persona con el que compartimos desgracias, en lugar de censurar la pésima gestión de nuestros dirigentes. Se acercan elecciones autonómicas y municipales, escucharemos este discurso en los mítines y en el metro, cada vez más. 

domingo, 14 de febrero de 2010

El flamenco me persigue


No, no adolezco de manía persecutoria. Tampoco estoy siendo acosada por ningún bailaor psicópata que me espera por las noches en la entrada de mi portal. Simplemente me refiero a las casualidades, a cómo determinados temas o situaciones adquieren una relevancia súbita en una semana cualquiera.  Ayer escuchaba en la radio una entrevista de un cantante flamenco, Parrita, para mí desconocido, que ha sacado a la venta un disco de versiones flamencas de canciones conocidas. Hoy Farruquito, ya en libertad,  relataba sus vivencias en la cárcel y exponía sus próximos proyectos profesionales.  Si sigo en esta línea, me voy a encontrar a Miguel Póveda en el metro, ojalá.

La pregunta es: ¿al haber abordado un tema o adolecer de una determinada situación (casos paradigmáticos serían sacarte  el carné y llevar la L de novato, romperte un brazo…),  estamos más receptivos a reconocer esa situación o inquietud en los que nos rodean? ¿O es que acaso marcamos tendencia? ¿De pronto nos hemos convertido en un icono social? En el momento que me pronuncio favorablemente sobre algo, ¿el resto del mundo se posiciona en el mismo sentido?. Es decir, si dijese me encantan las pasas, ¿se dispararía la demanda nacional de este producto? ¿Fui yo la que provocó la caída de los parqués hace una semana al hablar sobre las acciones del BSCH en un "bareto" a las dos de la mañana?

Muy a mi pesar, probablemente la primera opción sea la más plausible. Al que lea esta entrada voy a revelarle un secreto: no soy ni Hugo Chávez ni Pedro J. ni Paris Hilton, es decir, ni tengo el poder legislativo ni el mediático ni soy una multimillonaria consentida que está en el punto de mira del papel couché. Tampoco hago proselitismo desde este blog visitado por millones de personas diariamente.


Existe una tercera opción, no menos desdeñable, sumamente obvia también. Nuestros intereses no surgen ni espóntaneamente ni de forma innata, son artificiales,  creados por la sociedad que nos rodea. Yo no programé el concierto de Tomatito en el Palau. Parrita y Farruquito actúan en los próximos días en el Liceu, de ahí sus apariciones en la radio en dos días consecutivos. Es decir, desde hace mucho tiempo, el flamenco goza de buena salud y despierta interés en mucha gente. Por ese motivo, tuve la oportunidad de disfrutar de un concierto magnífico la semana pasada. Moraleja: el flamenco no me persigue, yo le persigo a él.

De la misma forma, cuando todo el mundo tiene la gripe y yo también, es porque hay una epidemia o pasa, no es por que me copien y les guste usar los mismos tisúes que a mí. Cuando me saqué el carné y tenía la impresión que todos eran novatos, era por que la mayor parte de mis amigos se encontraban en la misma situación. Nunca me fijé en el hombre de cien años que conducía un Renault 4 y pensé “Qué retro el abuelito”.  Un sábado por la noche, quedo con mis amigas y casualmente una de ellas viste la misma camiseta que yo. ¿Plagia mi estilo o visitamos las mismas tiendas? Me lamento y pienso que con esta originalidad en el vestir no hay quién salga en “The Sartorialist”.


¿Subjetivismo recaciltrante? ¿Visión sesgada y parcial de la realidad? Todo se reduce a una mirada dirigida del yo al entorno, no a la inversa. Esa comprensión caleidoscópica en la que el cristal translúcido es mi pensamiento y todo mi poso socio-cultural es muy difícil de superar o anular. Nos creemos únicos, pretendemos ser originales y diferentes, ingeniosos y audaces. IMPOSIBLE. Somos una masa moldeable, silenciada y sin criterio. Satisfacemos los deseos artificiales que nos crea la sociedad de consumo e ilusamente somos felices, aunque no somos más que una pieza más del engranaje. Comulgamos mansamente con las responsabilidades y obligaciones impuestas por la sociedad, generalmente sin rebelarnos contra las condiciones precarias que se dan: inestabilidad laboral, sueldos congelados, precios de alimentos y servicios que aumentan año tras año, servicios sociales insuficientes para la población, dificultades en el acceso a la vivienda, corrupción y desconfianza en los políticos… Moraleja 2: Vemos pero no siempre miramos.

Bien, seguiré escuchando flamenco mientras busco resignada una nueva forma de mirar a mi alrededor.

martes, 9 de febrero de 2010

Embrujo


Después de un mes de enero inmersa en una espiral de trabajo y más trabajo, el pasado viernes disfruté de un concierto delicioso en el Palau de la Música. El guitarrista Tomatito, o Tomate, como le vitoreaban algunos de sus más entusiastas seguidores, nos deleitó con un virtuosismo que me dejó sin habla. Debo reconocer que no soy una gran seguidora de este artista ni del flamenco en general. Sin embargo, me he emocionado siempre en los pocos espectáculos en directo que he presenciado. Supongo también que tuve la suerte de coincidir con buenos representantes del género. La fuerza y el desgarro que desprende el flamenco son arrebatadores, deja el mundo en suspenso, el flamenco embruja.

 
Recuerdo un viaje a Granada, hace ya varios años. La última noche debíamos tomar el autobús a las dos de la mañana, como este horario era incompatible con el sueño, decidimos prolongar la velada hasta la hora señalada en un bar situado en la calle del Darro. El concierto tenía lugar en una sala abovedada, al final del local. De hecho, podía haber sido una antigua bodega. El plan era perfecto, asistir a un espectáculo flamenco y así hacer tiempo hasta la hora de partir. Guitarrista, bailaora y cantaor llegaron tarde. Mientras esperábamos disfrutábamos de una cerveza más, en esta ocasión, sin la consabida tapa. Cuando llegaron se hizo el silencio y el embrujo envolvió aquellas cuatro paredes mal ventiladas. El humo y la penumbra se adueñaron del local mientras la voz del cantaor nos deleitaba con historias de desamores, engaños, pasiones arrebatadoras… El flamenco también es poesía. Reyerta, duende, canastera, yunque...La guitarra cobraba vida a través de cada una de las notas arrancadas por el artista. Lirio, luna llena, zarzillo, gitana... Sucumbimos al arte de la bailaora, enfundada en una falda de topos y una camisa negra. Fue estupendo. Limón, arroyo, aceituna, laurel... El tiempo pasaba y nos resistíamos a abandonar la sala, ansiosos por seguir disfrutando de ese espectáculo apasionante. Nardo, almidón, olivo, higuera, muerte...


Desde esa noche mágica, sospecho que el enclave ideal para estos momentos es un espacio recogido e íntimo, en el que pueda establecerse una comunicación directa con los espectadores. Supongo que el origen ancestral del flamenco se sitúa en encuentros familiares, de amigos o vecinos, en las que se alzaban como un escenario improvisado las casas, un patio o la propia calle en tardes de verano. Imagino el bullicio y la alegría reinante en estos encuentros, el repicar de las palmas, la risa de los niños, una voz poderosa que tañe desde las entrañas, envuelta en sentimiento y rabia. El vaivén de la falda, sujeta por una firme mano en un costado, alejándola del suelo, y unas piernas, que se asoman entre las telas, entregadas al baile.

Barcelona nos ha agasajado con otros momentos memorables. En el JazzSí, en el Raval, los viernes hay espectáculo flamenco. Empieza a las nueve de la noche, a las ocho y media ya está lleno. El bar es pequeño pero el público es fiel y conocedor de la calidad de los artistas que se convocan. Siempre se cuela algún guiri, supongo que esta información se ha filtrado en la Lonely Planet de la ciudad. El encargado del local es un forofo del flamenco. Alto, barrigudo, nos presenta con su indeleble acento andaluz al guitarrista Montoya, “conocido en el mundo entero”, o a la bailora Amaya, que “ ha actuado en los mejores escenarios del país”. Quizás sea cierto pero no puedo evitar sonreir ante un discurso tan manido viernes tras viernes.



Hace una semana disfruté una vez más del flamenco en una ocasión de gala, tanto por el enclave como por sus intérpretes. Uno de sus grandes exponentes, Tomatito, compañero de profesión y andanzas de Camarón de la Isla durante quince años, nos deleitó con su arte. Eché de menos la proximidad de los espacios pequeños, en los que el artista está tan sólo a unos metros, pero a los grandes sólo se les puede divisar desde la distancia.