La
mujer que lee lee “Això sembla el Paradís” de John Cheever. Una novela ligera y
entretenida, aderezada con algunas disecciones de la sociedad tremendamente
lúcidas. Se trata de la novela póstuma de este autor. En las postrimerías de su
existencia evoca nostálgicamente un
pasado en el que los políticos no eran corruptos y la naturaleza era un bien a
respetar. A pesar de una ácida
radiografía de su época, en concreto de la década de los 80, el autor no pierde el sentido del humor en
ningún momento. Percibimos esa mirada
desenfadada cuando Betty y su familia advierten que han dejado al niño en el
andén de la autopista o cuando Sears - ojo, tiene setenta años - es preso de
una libido desenfrenada en sus encuentros con René.
La mujer
que lee piensa que sí, parece que deberá sumarse a
esa nostalgia de Cheever aunque ella no tenga setenta años . Hoy, a sus ojos,
el pasado era mejor, no estaba teñido de este pesimismo permanente ni se
presenciaban en el metro enfrentamientos como el de hace unos minutos, o al
menos no lo recuerda. El sueño tampoco le ayuda a calibrar las circunstancias
con mayor optimismo, madrugar en sábado no es una práctica recomendable. Ojalá
también la vida se impregnase de ese humor que destila la novela y una carcajada sonora, contagiosa, se
adentrase por los túneles del metro y se apoderase de toda la ciudad. Más risas
y menos gritos, todo iría mejor, piensa.
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