martes, 30 de marzo de 2010

El cheslou








- No cabe. – dice él.

- Sí que cabe – replica ella – ¿Cómo puedes saber que no cabe si no lo has visto?

- Lo sé. No cabe. Es imposible que un cheslou quepa en nuestro salón. ¿Has olvidado lo pequeño que es?

- No, no lo he olvidado. Laia me dará las medidas el lunes y luego podemos mirar cómo quedaría. Creo que es más estrecho que nuestro sofá actual. Me encantaría tener una chaise longue…

- A mí también pero no cabe…

- (…) podríamos repanchingarnos los dos en el sofá para ver las películas. ¿Te imaginas lo cómodos que estaríamos? Ya no tendríamos que colocar una silla para poder estirar las piernas.

- No cabe. Ya compraremos un cheslou más adelante, cuando nos compremos un piso.

- Pero Raúl… ¿Te das cuenta que Laia se va a Guatemala y nos dejaría su sofá muy bien de precio? Le estamos haciendo un favor, ha de vaciar el piso. Me parece perfecto comprar un sofá más adelante pero mientras tanto podríamos disfrutar del suyo.

- Aunque no los deje a un módico precio, hay que alquilar una furgoneta para traerlo y nos costará 300€, para eso mejor nos compramos un sofá nuevo.

- Ya lo he pensado, es modular, se separa en tres piezas, y podríamos utilizar la furgoneta de mi tío para la mudanza.

- Me da igual. No cabe. Lo he estado mirando esta mañana y nos quedaría muy poco espacio libre en el comedor.

- No creo que quedase tan lleno el salón. Podemos ponerlo pegado a la esquina del fondo, tapando la puerta del balcón… Aún así, no me importa. Ya me veo los domingos por la mañana tumbada en el sofá leyendo el periódico mientras tú tocas la guitarra.

- Mujer, qué pesada te pones, ¿no te das cuenta que es agobiante tener el salón muy lleno? Si metemos ese mueble, no podré salir al balcón a regar las plantas.

- Pues compramos plantas de plástico y no hay que salir nunca más fuera. Cariño, quiero tener una chaise longue… Además, hay estudios que acreditan que son más frecuentes las separaciones en las parejas que no tienen un buen sofá.

- Tú y yo pasaremos a engrosar las estadísticas si te empecinas en meter un sofá usado en casa…

- Vaaaaaaaaaaa, por favoooooooor… También decías que no había espacio en la cocina para el microondas y mira cuánto nos sirve ahora, he dejado de fregar un montón de cazos de la leche…

- Este discusión no tiene sentido. Yo también quiero un cheslou pero tendremos que esperar a tener un comedor más grande. Seamos prácticos. No se hable más.

Silencio.

Otro día.

 - Hija mía, creo que no es recomendable que le compres el sofá usado a una compañera del trabajo. Luego toda la oficina lo sabe y pensarán que no tienes dinero para comprar uno nuevo.

- Tienes razón, mama. Le diré a Laia que no estoy interesada en el sofá.

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