domingo, 18 de julio de 2010

El reloj no olvida

El reloj no olvida el 18 de julio de 1936. Hace setenta y cuatro años se produjo la insurrección militar del frente nacional en Melilla, alzamiento que fue secundado con mayor o menor éxito en otros puntos del territorio español. Ese hecho marcó el inicio de una guerra civil que se prolongó durante tres años y se cobró miles de vidas. No voy a pronunciarme sobre ninguno de los bandos, no hay buenos ni malos. Todos mataron, torturaron y se enfrentaron en defensa de una idea. Las ideas se defienden hablando, no empuñando armas. Los soldados rasos, las milicias - entre los que estaban nuestros abuelos - fueron al frente para defender a sus familias, para combatir la miseria, para decir basta, por que en el pueblo todos defendían una bandera o un color y no se cuestionaban los planteamientos del enemigo, por que a su padre lo mató un rojo y entonces no podía dejar de odiarlos a todos e incluso por que creían en una forma de organización política. Unos pocos azuzaron el odio para conseguir el poder, el pueblo dejó prender esa llama mientras esos pocos seguían en sus despachos.

Los motivos hoy no importan, son muchos y yo no puedo ni intuirlos. Sin embargo, creo que determinadas fechas no pueden olvidarse y sobretodo, debe aprenderse de las lecciones que nos da la historia. Recordar no significa anclarse en el pasado sino construir el futuro desde esa experiencia. No podemos olvidar que un país se dividió y se atrincheró tras sus metralletas. No podemos olvidar las muertes de los inocentes, las torturas y las familias rotas que nunca volvieron a ser las mismas. No podemos olvidar a los huérfanos que no conocieron a sus padres. A los políticos , intelectuales y artistas que fueron ejecutados ni a aquellos que tuvieron que exiliarse. No podemos olvidar la dictadura que siguió a esa guerra civil durante cuarenta años ni la falta de libertades y derecho que la definió. No podemos olvidar. Y por que no podemos olvidar se promulgó una Ley de la Memoria Histórica. Pero las heridas siguen abiertas. Mientras tanto, vemos cómo algunos poderosos mueven los hilos para que inhabiliten a los jueces que hurgan en esos episodios y nos dicen que ha pasado mucho tiempo, nos instan a que olvidemos. No lo haremos.

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