Conocer algo más sobre
Mario Benedetti es siempre bienvenido, más si esas informaciones proceden de
conocidos suyos o incluso de amigos.
Nunca me canso de escuchar hablar de él o de leerlo, la admiración es
una fuente inagotable de curiosidad. Descubrí al poeta hará diez o doce años.
El hermano mayor de una buena amiga lo leía con fruición, él también escribía
poesía – no sé si todavía lo hará, la buena amiga dejó de serlo- y sus dos
grandes influencias eran Benedetti y Lorca. Así empezó esta relación con sus poemas
musicales, amorosos, sembrados de humanidad, rezumantes de vida.
Su agente literario nos habló el pasado jueves en la biblioteca
Francesca Bonnemaison. Habló mucho y todo fue importante. Exaltó su sencillez y humildad, el amor
incondicional que anidó en él toda su vida por Luz, su mujer. Explicó las
dificultades vitales con las que se encontró el poeta durante su vida : el
exilio político, la separación de su esposa durante ocho o diez años. Nos hizo
reir con alguna anécdota. Explicó que Mario Benedetti dejó de visitar Méjico
para promocionar sus libros ya que el fervor que despertaba en sus admiradores
le superaba. Llenaba auditorios y fuera le esperaban miles de seguidores,
siguiendo el acto. En una ocasión, una fan cortó un trozo de su corbata, quería
quedarse con alguna prenda del poeta. Esta pasión, propia de las groupies hacia
las estrellas del rock, sorprendía y abrumaba al poeta, tan poco habituado a
estas expresiones.
Los dos asistentes
coincidieron en señalar que, tras la muerte de Luz, el poeta se apagó.
Sobrevivió un año a su esposa. Sin ella, la primera lectora y crítica de sus
poemas, no pudo continuar. La musa a la que le dedicó cada uno de sus libros y
que inspiró tantos bellos poemas de amor, como éste, por ejemplo :
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.
De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegara
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.
Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Yo no te pido, Mario Benedetti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario