jueves, 3 de diciembre de 2009

¿Porqué Cafe de Flore?



El Café de Flore es un emblemático café parisino situado en el popular Boulevard de Saint Germain . Este café alcanzó su fama en la década de los cuarenta y cincuenta al convertirse en punto de encuentro de la intelectualidad y bohemia parisina. En los años 30 se dice que Picasso se sentaba solo siempre en la misma mesa  y observaba a los asistentes mientras bebía a sorbitos un vaso de agua. Unos años más tarde los rostros de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoire destacaban entre la concurrencia habitual del local.  Ya sea leyenda o historia, las paredes de ese café han sido testimonio de las citas y conversaciones entre algunas de las figuras más conocidas del siglo XX. La enumeración de los nombres mayúsculos que lo visitaron sería interminable. También lo frecuentaban hombres y mujeres anónimos que, tras la segunda guerra mundial, veían como Francia, agotada e ilusionada a la vez, despertaba a una nueva era. Enrique Vila Matas en su libro “ París no se acaba nunca” relata sus vivencias en París en la década de los setenta, ciudad en la que vive durante dos años mientras trata de encarrilar su carrera como escritor. Joven, ingenuo y pretencioso a la vez, Vila Matas emula las rutinas e itinerarios de sus ídolos, concretamente Hemingway, cuando vivieron en París. De ahí, que sea un incondicional cliente de Café de Flore y nos describa cómo acude a allí, solo o acompañado, para exhibir su condición de escritor en ciernes. Las anécdotas son muchas y el tiempo y los recursos descriptivos escasos, por lo cual me limito a esbozar la importancia de ese lugar como decorado y refugio de algunos de los grandes pensadores y artistas del siglo pasado.

Me gustaría haber estado en ese París pasado y remoto, paseando por las aceras de ese Boulevard un día nublado y gris de enero. Hace frío, empieza a llover y entro en el primer café que encuentro a mi paso, pido al camarero un café con leche y tomo asiento en la única mesa que está libre. El local está lleno de humo y ruido. En la mesa anexa un grupo de personas departen animadamente, todos escuchan atentos a uno de los contertulios, atrae poderosamente la atención de los demás, incluida la mía, teatralmente empieza a recitar una frase: "Evidentemente, cuantos más obstáculos ha vencido uno, más tentado se siente de creer que ha llegado más lejos. Eso es falso. Luchar no significa avanzar." Alguien menciona su nombre, es Boris Vian.

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